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Voces internas que te llevan al éxito como CEO
No se puede ser un gran CEO de una compañía si no se comprende que primero hay que ser CEO de la vida propia. No solo tiene que ver con decisiones acertadas en el presente sino con la expansión de una empresa o emprendimiento.
Aquella persona que no logre armonizar sus decisiones de corto plazo con las consecuencias a largo plazo en su vida, es probable que tampoco lo sepa hacer en su empresa. Incluso dibujando un presente prometedor pero pudiendo condenarse a sí mismo y a otros un futuro desastroso.
¿Cuál es la ventaja de todo esto? Que la verdadera práctica es cotidiana, con lo que se tiene cercano la mayoría del tiempo, con la vida. Si bien una de las funciones del CEO es comunicar el mundo interno de la empresa con el mundo externo del mercado, lo mismo ocurre con su capacidad de gerenciar su vida donde voces internas pueden potenciar y fortalecer la cercanía hacia metas, objetivos y deseos o debilitarlas, distraerlas desviarlas.
Es por ello que conocer y reconocer tanto a nivel corporativo como a nivel personal, cuáles son las voces a seguir y cuáles son las voces a descartar es tan importante, porque la habilidad más relevante para un CEO es la capacidad de priorizar información o acciones a ejecutar en función a cuáles sean más rentables en el corto, mediano y largo plazo en detrimento de las otras.
- ¿Cuáles serían esas voces que queremos escuchar o que queremos descartar?
- ¿Cómo descubrirlas o identificarlas?
- ¿Cómo subirle el volumen a las adecuadas y bajarle a las indeseadas?
En primer lugar, como anteriormente establecimos, las voces tanto a nivel interpersonal como a nivel intrapersonal que pudiéramos priorizar para escuchar, serían aquellas que potencien, fortalezcan y te acerquen a sueños, metas y objetivos concretos. Para ello, es fundamental tener claramente definido y aterrizado ese objetivo a alcanzar, ya que será el centro de la escucha activa y la toma de decisiones. Ahora bien, una vez establecidas estas voces, todas aquellas que debiliten, distraigan o te desvíen de él, serán voces improductivas.
Luego, respondiendo la segunda interrogante, aquellas voces que generen conflictos, que usen argumentos racionales para hacerte dudar, aquellas que más que agregar valor le resten, haciéndote perder tiempo y energía son, sin duda alguna, indicadores de aquellas voces que intentarán impedir a ti y a tu equipo alcanzar eso que tanto quieren.
Esas voces son muy inteligentes ya que usan el intelecto como herramienta argumentativa de aquello que supone que eres incapaz de lograr lo que te propongas. Si te sientes agotado, desgastado, con emociones bajas como la rabia, molestia, melancolía, tristeza o añoranza, será indicativo que las voces improductivas son aquellas que escogiste escuchar. Esto suele pasar por hábitos, porque han sido parte de tu historia, porque fueron aprendizajes que en algún momento te funcionaron aunque ya no sea así.
En cambio aquellas voces que te invitan a la ejecución, a la interacción, a la retroalimentación positiva de tus metas fijadas, que son capaces de percibir el entorno completo como un recurso y como una herramienta, que reconocen tus capacidades y reconocen las capacidades de los que te rodean para construir en conjunto, son parte de ese capital interno que te impulsará hacia delante. Indicadores emocionales como entusiasmo, alegría, agilidad mental y física, son determinantes para saber que tu escucha se dirige hacia las voces que suman, que agregan valor y te divierten aún cuando te exijan incluso mayor esfuerzo.
Ahora bien, ¿cómo subirle el volumen a las adecuadas y bajarle a las indeseadas? La vida es atención, es cuestión de elección y decisión, de poner el foco en aquellos elementos que una vez identificados ya sabes que te trasladan en la dirección acertada. Por tanto es cuestión de invertir energía, tiempo y esfuerzo en aquellas voces que eliges como director de tu propio rumbo, como maestro de tu propio destino, como héroe de tu propio legado.
Ser un grandioso CEO es saber tomar decisiones y quizás, la más importante, comienzan por saber escuchar, saber qué necesitas escuchar y saber a quiénes escuchar. No toda la información es necesaria, sólo aquella que te acerca a eso que tú tanto quieres.
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